
Crispo Acosta señala con agudeza que si orientales son "todos los que están a Oriente, uruguayos son también cuantos viven a lo largo del río epónimo".
Los múltiples usos de la voz oriental, que en los tiempos de Artigas adquirió dimensión épica y significado político, son resumidos por Ariosto D. González de la siguiente manera:
a) "Nunca, en ninguna época solemne de nuestra historia, en ninguna ley de la República, nos hemos llamado uruguayos" (Carlos María Ramírez).
b) "De 1811 a 1820 fuimos orientales, nada más que orientales".
c) De 1825 a 1828 se nos llamó siempre orientales.
d) En la Asamblea de 1829 "se nos dio el nombre de Estado Oriental del Uruguay, pero no cambió la denominación tradicional y sintética de nuestro pueblo"; en el manifiesto dado por esa Asamblea se habla de "orientales".
e) Desde entonces "en todos nuestros más solemnes documentos públicos, como en todas nuestras leyes y tratados internacionales, la denominación de uruguayos brilla por su ausencia y la de orientales resuena con el orgullo tradicional..."
f) En la lucha de 1836 a 1838, tanto el gobierno [de Oribe] como el jefe sublevado [Rivera] se dirigen a los "orientales" y es a los "orientales" a quienes llama el Gobierno de la Defensa. El pacto de octubre de 1851 menciona a "los ciudadanos orientales" y los soldados que se cubren de gloria en Caseros, al mando de César Díaz, son conocidos por "División Oriental". El convenio de 20 de febrero de 1865 y el pacto de abril de 1872, emplean el vocablo "oriental".
g) El Himno Nacional resuelve la cuestión, al plantear el heroico dilema: "Orientales, la Patria o la tumba!".
h) El Código Civil habla de "orientales", y, como "orientales" deben hacerse las inscripciones en el Registro del Estado Civil.
(Alfredo Zitarrosa . A José Artigas) https://youtu.be/pj10x2BEXHA
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